Yuste

Con el tiempo, la aventura vinícola de Francisco Yuste le iría abriendo nuevos horizontes con la crianza de otros vinos del Marco de Jerez, marcados por la antigüedad de sus soleras y criaderas. 

El primer paso de Francisco Yuste en este camino fue en 1989, con la adquisición y reforma de la bodega Santa Ana, de más de 150 años de antigüedad, en el barrio Bajo de Sanlúcar de Barrameda.

Allí es donde cría durante más de diez años de media su manzanilla La Kika, en honor a su madre. Con ella hizo realidad un sueño que empezó a fraguarse cuando aún era repartidor de bebidas junto a su padre.

Él quería vivir de su propia bodega. Para ello entendió que debía tener también sus propios viñedos. Compró 46 hectáreas de albariza en 1998, Viña Alamedilla. Y en 2001, adquirió la bodega Los Ángeles, donde hoy se cría la manzanilla Aurora.

En esta pequeña bodega reposan soleras del siglo XVIII y en ellas se cría el amontillado Conde de Aldama, uno de los vinos generosos con más crianza del mundo.

Ya en el año 2010, la familia Yuste se hizo con las instalaciones de la cooperativa Miraflores, cerca del pago que le da nombre, construidas a mediados del siglo XX. Allí se cría durante al menos cuatro años la manzanilla fina que comercializan bajo la marca Señorita Irene. También allí mantiene los brandies centenarios de las soleras de Punto Azul.

Con la compra de gran parte de los activos de Pedro Romero en 2015 y de Herederos de Argüeso en 2016, Yuste es hoy en día uno de los principales operadores en la zona de Sanlúcar y uno de los referentes del Marco de Jerez. 

Viñedo propio

Actualmente el viñedo propio con el que trabajan en Yuste recibe el nombre de La Alamedilla y está ubicado a 8 kilómetros de Jerez en el Pago Carrascal, dentro de las delimitaciones de Jerez Superior.

En total cuentan con 46 hectáreas, de las cuales 12 corresponden a viñas de más de 40 años. Además de estas, cuentan con mostos de gran calidad producidos en la Viña La Tula, en el famoso Pago Balbaína.