Colinas do Douro

El paisaje del Duero muestra su profunda y milenaria conexión con la cultura del vino, creando un cuadro donde el hombre y la naturaleza trabajan mano a mano en busca del vino perfecto.

El paisaje único del Duero, lleno de viñedos, fue una de las razones que contribuyeron a que la UNESCO lo declarara Patrimonio de la Humanidad en 2001. Con estas credenciales de fondo, el proyecto Colinas do Douro se creó en el corazón del Parque Natural Internacional del Duero, a una altura de 640 metros. 

El enclave se trata de una Quinta de 450 hectáreas, de las que 106 se dedican a los viñedos. La bodega está situada en la abrupta transición entre la meseta de granito de Beira y los primeros pliegues de esquisto del valle del Duero, rodeado de riscos y poderosos escarpes.

Concientes de que deben respetar y preservar una biodiversidad local increíblemente rica, la bodega persigue que sus vinos expresen, en su elegancia, frescura y mineralidad, la esencia del Douro Superior. A la cabeza de este proyecto se encuentra el enólogo Jorge Rosa Santos, orgulloso de poder poner en valor su privilegiado terruño.