La Legua

En 1997, tras la regeneración y replantación del viñedo de La Legua, siguiendo las pautas del cultivo moderno y del saber tradicional, la familia de Emeterio Fernández Marcos dedició construir la actual bodega sobre los pasadizos y los túneles de una antigua que cumplía más de trescientos años.

La Legua consta de 80 hectáreas de viñedo de entre 28 y 35 años, divididas en 7 parcelas. En función de las propiedades del suelo, cada parcela está cultivada con las variedades Tempranillo (85%), Garnacha (8%) y Cabernet sauvignon (7%). Cada una de ellas recibe los máximos cuidados y es objeto de una elaboración independiente.

Así, la bodega solo trabaja con uvas procedentes de su propia finca, amparada bajo la denominación de origen Cigales. El rendimiento es de entre 2 y 2,5 kilogramos por planta. Estas se encuentran dispuestas en espaldera y reciben un mínimo de 22 labores al año.

Son varias las anécdotas históricas que posee La Legua, varias de ellas relacionadas con su vino. Por ejemplo, cuenta la leyenda que, en cierta ocasión, La Legua fue ocupada por las tropas de José Bonaparte, quienes, al parecer, agotaron las existencias de vino presentes en la bodega. Este episodio contribuyó a dar a José Bonaparte el apelativo de Pepe “Botella”. 

Hoy en día estas mismas bodegas centenarias se mantienen en su estado original y están conectadas con la actual sala de barricas a través de un túnel -que en la bodega llaman “túnel del tiempo”- que permite a los visitantes conocer de primera mano este lugar histórico.