Una bodega fruto del esfuerzo de casi un centenar de viticultores
Vilano es cada uno de los ligeros ramilletes que salen volando cuando se sopla un diente de león. Esos pequeños paracaídas vegetales que transmiten la semilla de la planta.[break]
Viña Vilano, que es lo que aquí nos ocupa, es una bodega de Ribera de Duero que conforman actualmente casi todos los nietos de aquellos viticultores que la fundaron en el año 1957, más de veinte años antes de que se crease la propia Denominación de Origen.
Les gusta decir que las viñas que aportaron hace más de medio siglo, ya eran viejas entonces. Ese es el gran patrimonio de esta bodega, viñedos que superan los 70 años y algunos que se acercan a los cien años. Presumen también de que el ochenta por ciento de sus 330 Has se encuentran en un radio de 5 kilómetros de la bodega, en Pedrosa de Duero (Burgos) minimizando el tiempo que pasa la uva recién vendimiada hasta que se recepciona en bodega. Esta concentración del viñedo redunda también en mostrar un cierto sentido del lugar: sus vinos son muy de Pedrosa de Duero.
Viña Vilano se presenta por primera vez en Bodeboca con cuatro de sus tintos: Roble, Crianza y Reserva además de su vino más mimado e icónico: Viña Vilano Terra Incognita. De ellos, nos cuentan en bodega que Viña Vilano Crianza es el que más se enmarca en el perfil clásico de la Ribera del Duero. El Viña Vilano roble tiene una relación calidad precio inmejorable y sabemos que Viña Vilano Reserva, con sus casi dos años de barrica, hará las delicias de los amantes de las largas crianzas.
La joya de la bodega es Viña Vilano Terra Incognita, definido como un vino de autor, para el que se seleccionan las uvas de los viñedos centenarios con los que cuenta la bodega. Un vino concentrado, persistente y tan oscuro como sugiere su nombre.